miércoles, 5 de diciembre de 2012

Expresando mi realidad, la más absoluta.

Mucho tiempo después, la misma mierda de siempre. No estoy segura de si las cosas no son como yo quiero, o yo no soy como las cosas quieren que sea, pero apenas importa ya. Tú hablas de la chica con la que te lías, yo me lío con un conocido tuyo. Se supone que nos da igual, pero se suponen tantas cosas... Lo cierto es que cuando estamos a solas, nada es igual. No hay terceras personas, y aunque probablemente en otro momento las haya, sólo son apariencias. En ese momento sólo importamos tú y yo, no hay nada más, el silencio. Silencio que, por una vez, es cómodo. Ya está todo dicho sin haber articulado palabra, y eso es lo que más me gusta. Me gustaría saber que algún día dejaremos de negarlo, porque será el día en que nos dejemos de hacer daño. Hasta entonces, Adrián, seré la dueña de tus silencios, pues no me cabe duda de que recurrirás a ellos para pensarme y eso, de momento, me sirve.

Cuento cosas que jamás me había imaginado. No se quien sois, no sabéis si realmente existo...
Pero ésta, esta es mi verdadera verdad. El resto son apariencias, fachada. Una persona irónica 
que rara vez dice lo que realmente siente dentro. Para las gracias ya tengo Twitter.
Aquí estoy, para  ti, para todos, pero sobre todo, para mí.