domingo, 21 de agosto de 2011

Sobre cómo un extraño afecto a mi capacidad de pensar con claridad.

   Hace un par de semanas no tenía ni idea de como podía llamarlo, desconocía si quería poner etiquetas a lo que estábamos haciendo. Tal vez fuera su olor, esa barba de tres días o su voz, lo único que sabía era que me volvía loca. Lo sentía como una droga, lo necesitaba para llegar viva al día siguiente. Era algo completamente irracional y necesitaba sentir que sabía lo que estaba haciendo.
   Una semana de vacaciones en la playa no fue suficiente para aclarar mis ideas, cada vez me obsesionaba más. Al llegar a casa, me senté y, mientras me fumaba un cigarro, me quedé observando las gotas de lluvia que se estrellaban contra mi ventana. Fue todo lo que necesité. No sabía aún si aquello podía denominarse relación, o si algún día podría. Sólo sabía que estaba dispuesta a averiguarlo.



Aquí me tenéis de nuevo,
Charlotte.

5 comentarios:

  1. Me has dejado alucinada! Me gusta mucho este texto, es genial, has escrito mis pensamientos, gracias por pasarte ;)
    un besito!

    ResponderEliminar
  2. La texturas de tus palabras hacen que como siempre, se me erice la piel.


    Como te eh extrañado, espero que hayas disfrutado tu verano!♥

    ResponderEliminar
  3. Joder, que texto! es que no se si me suena a amor de verano, a amores imposibles, no sabes todo lo que me ha llegado (y lo nada), eso de no saber de que coño va, pero querer mas y mas (y sin tener que ver nombres ni tiempos). En serio, me ha gustado pero que MUUUUCHO el texto. Besitos

    ResponderEliminar