martes, 5 de julio de 2011

Y así es como ella empezó a quererle. (III)

¡Hola a todos! Después de un fin de semana espectacular –que para mí significa lleno de sol, playa y todos mis amigos-, vengo con las pilas cargadas y dispuesta a acabar con todo lo que tengo empezado. Para empezar, voy a acabar de una vez con una historia que comencé hace ya tiempo, y a la que todavía no le he dado final (1ª parte → aquí; 2ª parte → aquí).
Además, tengo más noticias que daros, en breves os plagaré de pequeños relatos contados por una chica -a la que aún tengo que ponerle nombre-, sobre todo tipo de temas. Supongo que, en gran parte, la protagonista es un poco como yo, o al menos como a mí me gustaría ser. Pero todos los personajes son una mezcla de las personas que me rodean, tanto amigos como personas con las que no tengo buena relación. Es la visión de una chica que cuenta lo que sucede alrededor de ella con tranquilidad y mostrándonos a todos que lo que realmente importa son aquellas cosas de las que apenas nos enteramos, las insignificancias.
Las insignificancias son el ‘porqué’ del blog, que precisamente eso significa: ‘Insignificancias para ti’. Es decir, es un intento de mostrar lo que uno necesita para sonreír, y suele ser poco.
Así que nada más, os dejo con la última parte de la historia y con la promesa de que volveré pronto, tal vez esta nueva historia traiga también un pequeño cambio en cuanto a lo que el diseño del blog se refiere, todavía tengo que pensarlo.
Ya que hoy vengo plagada de noticias, aprovecho para deciros que la semana del 11 al 17 no estaré, porque me voy a ir de vacaciones a Ibiza. Después volveré a faltar unos días más para irme al pueblo, pero todavía no sé cuando. Ya os iré contando en las próximas entradas. De todas formas, supongo que dejaré alguna entrada programada.


Compartieron momentos muy bonitos, estaban siempre juntos con su vieja Polaroid a mano. Dicen que lo importante no son las fotos, si no los momentos que guardan, así que tenían recuerdos para aburrir.
Siempre tendrán presentes en su memoria todas aquellas primeras veces: la primera mirada, la primera sonrisa, el primer beso, la primera vez, las primeras vacaciones juntos, la primera mañana juntos… Pero, como todo, siempre tiene un fin.
Aquello terminó de manera tan rápida como comenzó. Fue triste ver como sucedió, la gente pensaba que iban a estar toda la vida juntos, que llegarían a ancianos y estarían sentados en el porche de la casa, riéndose aún.
Él dejó de quererla de un instante a otro, del mismo modo que había comenzado a amarla tanto tiempo atrás. Y, volviendo a ser como los demás, la hirió. Ni siquiera le dio una explicación, se largó. Un día ella despertó y vio que la historia de película había volado. Se tapó con las sábanas e intentó pensar que aquello era un mal sueño, que se despertaría y todo seguiría igual, pero no fue así.
Si bien dicen, lo único que cura las heridas es el alcohol y el tiempo. Y ella quería olvidar pronto, así que descartó la segunda opción y se dio a la bebida. Se aficionó al tequila, tal vez porque era más llevadero, las malas noticias venían mejor de un trago, de golpe.

Ella se convirtió en una de esas a las que no les importa nada ni nadie, ni siquiera ellas mismas. Que beben para olvidar, aunque sólo sea durante cinco minutos. De esas que iban cada día con un chico diferente, sin conocerlos apenas. No querían conocerles, querían tomárselos como al tequila, de un golpe y sin pensárselo dos veces. De esas que se van destruyendo poco a poco… Y menos mal que él la encontró a tiempo.
Una noche de fiesta como otra cualquiera, le vio aparecer a lo lejos. Volvió a ser como la primera vez que le vio, cuando pensaba que aquello no había llegado a nada más, que no había conseguido nada, algo captó su atención, él. Estaba caminando hacia ella, con esa sonrisa de chico malo que aún adoraba y hacía que se estremeciera. Pero esta vez, sólo dos palabras cruzaron su mente, <<Por fin>>.
Parecía patético que, después de todo, siguiera tan unida a él y necesitara hacer esto para convencerse de que por fin se había acabado. Había pasado mucho tiempo y, ahí estaba de nuevo, hablándole.
-          Hola, veo que me has estado observando –dijo él con una mirada pícara, utilizando la misma frase que la primera vez, pero no parecía recordarla.
-          No me lo creo, ¿no te acuerdas de mí? –dijo ella, totalmente indignada.
-          Claro que me acuerdo, querida –dijo él, poniendo los ojos en blanco.- Pero me parecía apropiado que mis primeras palabras fueran como las primeras de verdad –rió, como si todo hubiera acabado bien.- Me gusta mantener las costumbres.
-          Ah, ya entiendo –dijo ella, intentando aparentar calma.- Veo que sueles acostarte con todas las tías que te encuentras, hacerles creer que las quieres y… -sus ojos emanaban rabia- abandonarlas.
-          No. No me refiero a eso. –dijo calmado.- Me refería a nuestras costumbres. ¿Quieres que hablemos?
Ella no pudo evitar soltar una carcajada.
-          Dudo que tengamos algo de lo que hablar.
-         Pienso que de muchas cosas, han pasado muchos años y… me gustaría saber que has hecho con tu vida.
-      Nada bueno. –dijo ella, resignada.- Y eso es lo que me entristece. Me he acostado con los hombres más diversos que te puedas encontrar por aquí. –suspiró.- Y he bebido, he bebido como si me fuera la vida en ello.
-          ¿Por qué? –inquirió él, estupefacto.
-          ¿Y por qué no? –resopló.- ¿Acaso crees que las chicas no podemos hacer eso?
-          Sí, por supuesto que sí. –dijo él, comprensivo.- Pero, ¿? No. nunca harías eso. nunca te destrozarías de esa manera. –Se resignó.- Pero veo que has cambiado.
-          No, yo no he cambiado. –bramó.- ¡Tú me cambiaste! ¡Y deja de pronunciar ese “” de esa manera! Lo dices como si todavía… -se paró en seco.- Como si todavía sintieras algo por mí.
-          Vale, como quieras.
-          Bueno –dijo intentando calmarse-, no hablemos sólo de mí. ¿Tú que has estado haciendo?
Siguieron hablando durante un buen rato. Él parecía el mismo chico de siempre, aquel encantador joven que tanto la había querido. Y, al final… al final fueron a casa de él y se acostaron.


Se amaron como nunca habían amado a otras personas. Ese primer amor parecía que estaba vivo, que no habían transcurrido años, sino que había sido un mal sueño del que por fin habían despertado. Durmieron juntos y, a la mañana siguiente, él la descubrió vistiéndose.
-          ¿Qué ocurre? –inquirió él- No te vayas
-          No. –dijo ella secamente.- Todavía no. Simplemente me estaba poniendo algo de ropa para ir desayunar. –mintió.- Sigue durmiendo. Es temprano, pero a mi me gusta madrugar.
-          Lo recuerdo. –sonrió.- Despiértame más tarde por favor.
-          Claro. –dijo ella, mintiendo de nuevo y aproximándose para darle un largo beso. Un largo y último beso de despedida.
Él se despertó un par de horas más tarde solo. No comprendía por qué no le había despertado, pero no le importaba. Seguramente estaba viendo la tele o leyendo un libro. Buscó por toda la casa pero no la encontró, ni rastro de ella. Supuso que había ido a dar una vuelta y volvería más tarde, a la hora de comer. Pero cuando fue a desayunar encontró un papel al lado de la cafetera. Era una carta, era de ella.

¿Sabes? En el fondo me entristece un poco despedirme de esta manera, pero no me sentía con fuerzas de hacerlo de otra forma. Llevo todos estos años sin ser yo misma, necesitaba despedirme de ti. Sentía que tenía que decirte adiós para poder cerrar este capítulo de mi vida. Tenía que hacer algo que tú no hiciste.
Al principio, cuando te fuiste, estaba convencida de que volverías. Pero pronto me di cuenta de que no era así, no ibas a regresar. Así que intenté olvidarte, empecé a beber tequila y a acostarme con cualquiera que me lo propusiera para sustituirte. Pero no funcionó, seguías en mi mente y en mi corazón a todas horas.
Pasado un tiempo, fui dejando de pensar en ti. Aunque he tenido una espinita clavada desde que me desperté aquella mañana y vi que habías desaparecido. Quería saber el por qué. Necesitaba saberlo. Deseaba verte para que pudiéramos aclarar las cosas.
Sin embargo, ayer cuando te vi, supe que ya me daba igual. Que no me importaba en absoluto, por fin lo había superado. Pero que seguíamos sin despedirnos. Tuvimos un último beso sí, e incluso hubo una última vez que hicimos el amor… pero no sabía que iba a ser la última. Así que decidí que esa última vez iba a ser ayer, y me quedé con un buen recuerdo. Un recuerdo que conservaré para siempre.
El motivo de que yo me vaya no es ninguna venganza, no te quiero hacer daño. Pero tampoco quiero hacerme daño a mí, quedándome junto a ti. Sé que si me quedo todo acabará igual, nuestra relación está marcada, no podemos hacer nada más el uno por el otro.
Te he querido, te he querido mucho y durante muchísimo tiempo. Aún conservo un buen recuerdo de ti, y no quiero estropearlo. Así que espero y deseo que no intentes localizarme, porque he sufrido mucho por ti y no quiero volver a pasarlo mal. Se que, algún día, si nos encontramos, podremos mantener una relación cordial… pero tanto tú como yo sabemos que jamás lograremos ser amigos.
Un beso de esta cría que… por fin ha conseguido cerrar esta época de su vida y madurar.

Cuando acabó de leerla se le escapó una lágrima. Fue entonces cuando se dio cuenta del daño que le había causado huyendo -tantos años atrás- de esa manera, y estaba arrepentido. Al menos ella, no había sido tan cobarde y había sabido despedirse. Tras la primera lágrima, hicieron su aparición un montón más. La seguía queriendo, la amaba y sabía que nunca más podría ser suya.
Ella, sin embargo, tampoco estaba alegre. Le sabía mal hacer las cosas por medio de una carta, pero no hubiera sido capaz de decirle nada a la cara, sus ojos seguían derritiéndola… Y aquella sonrisa… era fascinante. Tan fascinante que sabía que jamás encontraría otra como aquella. Y lloró, pero no lloró porque le quisiera, sino porque por fin había dejado de hacerlo, y se sentía extraña.


En diferentes partes de la misma ciudad, los dos acabaron llorando –por un motivo u otro- y estaban apesadumbrados. No se habían dado cuenta de que no era el fin del mundo, este sólo acababa de comenzar.


Como habéis podido observar, es una entrada bastante larga a la que no os suelo tener acostumbrados, pero mis amigos ya se empiezan a ir de vacaciones y además, por las mañanas tengo más tiempo libre para escribir y hacer lo que me apetezca.

¡Disfrutad del verano, que es corto y pasa rápido!
Besos, Katia.

4 comentarios:

  1. Katia !! Mmmm Que ganas locas tenía de leerte ya !! Y solo me encontrado con buenas noticias:
    - Una nueva historia ¿? De una chica que opina de los demás.. Interesante! Estoy deseando que empiece a despotricar.
    - Una nueva entrada de mi historia favorita.. ¿Pero que le has pasado a esto dos? T_____T Arrg!! Pero si se quieren coño!! Se quieren, que yo lo se!! x) Espero la siguiente (la hay verdad?? *_*) con ganas!! :)

    tequieromuchoKat!
    PD: gracias por tu comentario!!! :D Tienes razón deberían de intentar comprenderla pero... En el mundo de la moda no hay compresión que valga.. :$ Y respecto a lo de las canciones, creo que voy a dejar el blog sin BSO y punto. O quizás mexcle todas y punto. xD No se...
    Un beso ENORME.

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  2. Tienes un blog precioso, lo sabías?:)

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  3. IBIZA! ? fuck yeah :D
    Quisiera tener recuerdos para aburrir en fotografías, aunque vivo con cámara, pero quisiera tenerlos con alguien especial...


    Disfruta

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  4. Ame la historia, ahora mismo me pongo a leer los otros capítulos :S Jajaja, aunque ya voy a saber que pasa después :P
    Hermoso blog, te sigo . ♥ Suerte,

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